El rol de la kinesiología en la recuperación de lesiones deportivas
Un abordaje integral que va más allá del dolor

La kinesiología se ocupa del movimiento humano en su totalidad. Cuando ocurre una lesión, el kinesiólogo no solo se enfoca en aliviar el dolor, sino en restablecer la función, mejorar la movilidad y evitar recaídas. Su mirada es global: evalúa cómo, por qué y en qué contexto ocurrió la lesión, y propone un plan de tratamiento adaptado a cada persona y a cada deporte.

Mientras que muchas lesiones parecen localizadas en una zona concreta —por ejemplo, un desgarro en el muslo o una torcedura de tobillo—, la kinesiología busca entender qué cadenas musculares o patrones de movimiento están involucrados para realizar una recuperación completa y sostenible.


Evaluación inicial: el punto de partida

Antes de comenzar cualquier tratamiento, el kinesiólogo realiza una valoración funcional detallada. Esta incluye:

  • Análisis del rango de movimiento.
  • Pruebas de fuerza y estabilidad.
  • Evaluación de la marcha y la postura.
  • Estudio de la técnica deportiva.
  • Revisión del historial clínico y antecedentes de lesiones.

Este diagnóstico permite determinar el grado de la lesión, los factores que la originaron y los objetivos terapéuticos. También define si se requiere derivación médica para estudios complementarios.


Terapias que aceleran la recuperación

La kinesiología moderna dispone de herramientas y técnicas que actúan en distintas etapas del proceso de curación. Entre las más utilizadas se encuentran:

1- Terapia manual

Incluye masoterapia, movilizaciones articulares, estiramientos y liberación miofascial. Estas técnicas ayudan a aliviar el dolor, mejorar la circulación y recuperar la movilidad.

2- Electroterapia y termoterapia

Ultrasonido, TENS, ondas rusas, crioterapia o compresas calientes se utilizan para desinflamar, activar tejidos y estimular la regeneración.

3- Ejercicios terapéuticos

Son el corazón del tratamiento kinesiólogico. A través de rutinas progresivas se trabaja:

  • Fuerza
  • Flexibilidad
  • Propiocepción
  • Control motor
  • Estabilidad articular

Cada ejercicio se planifica cuidadosamente según la fase de recuperación.

4- Reeducación funcional

Permite volver a patrones de movimiento correctos. Se trabaja la técnica deportiva, la postura y la mecánica necesaria para el gesto atlético específico (correr, saltar, girar, patear, etc.).

5- Vendaje funcional y kinesiotaping

Ayudan a estabilizar zonas sensibles, reducir inflamación y favorecer la activación muscular adecuada durante el movimiento.


La importancia de la prevención de recaídas

Una recuperación no está completa hasta que la persona puede retomar su actividad sin riesgo de volver a lesionarse. Por eso, la kinesiología no solo rehace tejidos, sino que corrige desequilibrios musculares, mejora la calidad del movimiento y fortalece áreas débiles que predisponen a lesiones.

En esta etapa preventiva se trabaja especialmente la propiocepción, fundamental para evitar esguinces y caídas, y la fuerza muscular aplicada al gesto deportivo real.

Además, muchos kinesiólogos desarrollan rutinas de mantenimiento que el deportista continúa en casa o en el gimnasio para sostener los avances logrados en terapia.